Yo soy, Dios en mí es

¿Alguna vez te has detenido a pensar qué significa cuando dices yo soy? Pues bien, yo soy significa Dios en mí es.

Dios en mí es, es quien somos en realidad, la parte más densa de nuestro ser que existe en este plano. Somos seres multidimensionales unificados y alineados, con el ideal de la evolución y el perfeccionamiento de nuestra voluntad, inteligencia y amor divino.

Yo soy es una sentencia poderosa que no debe utilizarse a la ligera ni acompañada de connotaciones negativas. Cuando usamos el yo soy de manera negativa, sea con convencimiento o en charla, nuestro subconsciente no puede diferenciar y asimila nuestras sentencias como una realidad. Por esto, debemos ser responsables con nuestras palabras y evitar referirnos negativamente a nosotros mismos.

El verdadero Yo soy es el primer ser de todos, es la primera expresión de nosotros mismos. Al decir yo soy, estamos reconociendo, con nuestra primera expresión, nuestro poder e inteligencia y, por tanto, debemos hacerlo conscientemente.

Yo soy alude a nuestro yo superior y a la presencia divina en nuestro interior que está esperando a ser reconocida y a que hagamos a un lado el velo que se interpone entre nosotros y el plano divino.

Cuando reconocemos nuestro yo soy, nos convertimos en una sola energía, en un solo poder para la vida diaria. Yo soy, posee el conocimiento de la verdad y, en consecuencia, puede convertirse en instrucción, cuidado, salud y ayuda en el hogar y el trabajo o en cualquier ámbito.

Somos una sola expresión de Dios actuando en distintos planos de la existencia. Al entender nuestro plan divino y estar totalmente unificados, todos los caminos se abren, todas las oportunidades se presentan y los milagros comienzan a manifestarse. Porque para eso vinimos a esta tierra, para descubrir quiénes somos en realidad, recuperar nuestra memoria perdida y evolucionar de vuelta al padre.

Cuando decimos Yo soy, todo lo puedo, nos identificamos con el maestro Jesús, con el principio de todo, con el verbo de Dios, con la conciencia universal. Así, cuando pronunciamos la palabra yo soy, sintiéndola en el corazón, se abren las puertas de la fuente de la vida eterna y creadora (que es la conciencia infinita), para que su caudal de luz inunde nuestra vida.

Jamás digas no soy, porque cierras las puertas del caudal de luz que emana del padre. Yo soy, es la plena actividad de Dios. Todo ser humano, en cualquier parte del universo, puede ser en pensamiento, palabra u obra y renacer en su propia identidad.

Yo soy, es el principio del verbo de cualquier idioma. Yo soy, es la presencia de Dios en ti y en cada uno de nosotros. Yo soy, es Dios en acción.